martes, 25 de septiembre de 2007

El Puma en Invierno


La vida transcurre demasiado rápido. Esas primeras canas que asomaban por mi sienes apenas ayer hoy son mayoría en mi cabeza.


Ya no recuerdo hace cuanto fue que me propuse que mi vida sería lucha y contemplación. Aunque suena religioso, y me parece que de ahí lo tome, de una de las cartas de Taizé, la realidad que ambos términos se referían a otra cosa.


Lo de Lucha porque además de ser mi deporte siempre sentí que la vida es en gran parte una competencia, una lucha constante. El héroe necesita villanos y yo me la he pasado cual Quijote inventando molinos contra los cuales enfrentarme. Pero en realidad no. Nada de inventar, solo descubrir. El enemigo enmascarado.


Eso de que puedo ser anarquistas, pero a lo único que no puedo darle la espalda es a mis propias convicciones. Tantas cosas que para los demás son pecado, delito, vulgaridad, y que para mi no representan ninguna carga moral, y sin embargo algunos preceptos personales no pueden ser traicionados. Ahí esta la lucha.


Contemplación porque me lleva al extasis el mundo. El mundo natural, el mundo cultural. El ser humano, pero más la ser humana. ¿Como no admirar tantas maravillas? Por eso mi afan viajero.


Hace 4 años me quede sin retos importantes, y tuve que retomar uno e inventarme otro. Por un lado recrearme como entrenador de lucha olímpica. Ya no recordaba la increible satisfacción de tener alumnos-deportistas a mi cargo. La indecible oportunidad de ser parte de la vida de los adolescentes, tratando de contribuir a que sus vidas tengan más opciones. Fue una sabia decisión, estos años me he sentido lleno de amor y realización por la relación con los muchachos de la prepa 5. Ya escribiré más profundamente sobre de ello.


La invención fue la de convertirme en antropólogo, comenzar una licenciatura y alcanzar a titularme. Ingrese a la ENAH. Desde que me asome hubo la sensación de que yo de ahí soy. Todo me hacia sentir en mi lugar, mi espacio.


Estudiar ha sido un verdadero reto y al mismo tiempo una enorme satisfacción. Después de las múltiples chambas en que busque que mi trabajo fuera útil, en medio de espantosisisimas grillas, de descalabros, de traiciones y de éxitos y venturas del más alto nivel, me encontré con una actividad que me llenaba plenamente y que en la carga fenomenal era leer, entregar los controles, hacer la tarea, hacer exámenes, preparar una exposición o un ensayo. Era el regresar a la adolescencia.


Aquí sin embargo ha sido mucho más dificil el proceso de integración. Mis compañeros jóvenes tienen su propio mundo y no ha sido nada fácil poder acceder, compartirlo por momentos. Pero lo he logrado muchas veces. Hay tanta gente que me ha dado su amistad, su compañerismo, tanto en mi carrera: etnología; como en mi pif de ayayayAcambay. Y con varios maestros he encontrado también con respaldo y amistad sincera.


Este episodio esta terminando en su primera fase. Estoy a unas semanas de terminar la carrera, la parte escolarizada. Me estoy enfrentando a mi tesis de la Santa Muerte, con muchas mayores dificultades de las que me imagine, pero con una gran emoción por cada nuevo dato que puedo identificar, por cada personaje que me permite asomarme a su vida.


Bueno, todas estas líneas parecen de santurron, de ñoño. Pero no, definitivamente no. Como lo dice el título de mi blog, y tal como lo encontró mi amigo Daniel Aceves: mi vida es una cumbia. Ja ja ja ja ja ja ¡maldito!


No un poema, ni siquiera un corrido, bueno ya ni siquiera un bolerito o un vals peruano, ya de plano ni ranchera, no señor, una cumbia, y de esas populacheras.


Pues aquí la iremos cantando, aunque de vez en cuando desafine.


Yvar