miércoles, 2 de septiembre de 2009


MISERIA HUMANA o TIENE MÁS EL RICO CUANDO EMPOBRECE QUE EL POBRE CUANDO ENRIQUECE


En la rueda de la fortuna de la vida me ha tocado estar algunas veces arriba y otras muchas abajo. Para algunos amigos míos esa situación -estar abajo- es muy cercana a la muerte, no conciben que el mundo funcione sin su participación.


Afortunadamente para mi, cuando cumplí 10 años de edad, mi sabia madre me regalo un cuadro con un poema de Rudyard Kipling en el que algunos párrafos decían:


"Si el triunfo y el desastre no te imponen su ley,

y los tratas lo mismo como a dos impostores;

si puedes soportar que tu frase sincerasea trampa de necios en boca de malvados


. . .Si puedes mantener en la ruda pelea

alerta el pensamiento y el músculo tirante

para emplearlos cuando en tí todo flaquea

menos la voluntad que te dice: ¡Adelante!


Si entre la turba das a la virtud abrigo;

si marchando con reyes del orgullo has triunfado;

si no pueden herirte ni amigo ni enemigo . . .

Tuya es la tierra y todos sus codiciados frutos

y lo que más importa: ¡serás hombre hijo mío!"


Bueno, en eso de que no puedan herirme los amigos, a veces fallo, y me sorprendo ante la actitud de algunos, pero es la lealtad de otros la que me hace reconocer la verdadera amistad.


Hace aproximadamente mes y medio renuncie a la presidencia de la Asociación de Lucha de la UNAM. Lo hice de mutuo propio. Fue mi propia decisión y voluntad la que me hizo separarme. Creo verdaderamente que cuando uno esta en determinado lugar, debe de dar lo máximo de si para alcanzar las metas que se proponga, pero no hay que permitir que el cargo se mimetize con nosotros.Para mi lo más importante es ser Yvar. Lo valoro mucho más que el ser director o presidente o líder de cualquier organización. Cuando parece que yo soy importante por el cargo y no el cargo por mi, prefiero alejarme y darle mayor peso a mi personalidad.


Por eso me sorprende tanto cuando escucho aullar a la jauría humana. Ladrar por huesos y pellejos. Miro con estupor como se generan alianzas entre aquel que tenía un desempeño modesto pero digno, con el que nunca trabajo, ni generó productos, ni aportó ideas, con él que sólo sabía hablar de si mismo.No puedo negar dolor cuando los veo convertirse en cómplices del poder corrupto, apoyarse en quienes siempre nos han golpeado. Más nada puedo hacer. Yo escogí el camino, y hay quienes nunca pueden escoger nada.


Me quedo tranquilo, pero en pie de lucha: alerta el pensamiento y el músculo tirante. Espero los movimientos de la rueda de la fortuna, a veces arriba, a veces abajo, siempre a diferentes alturas. Pero veo girar otras ruedas. Esas no suben, ni bajan, su movimiento es solamente horizontal, se mueven tan solo a nivel del piso. Como un carrusel, en el que de cualquier forma, las criaturas salen mareadas.


YVAR

jueves, 7 de febrero de 2008

SENTIMIENTOS ACAMBAY


¿Cuál es la magia que nos hace sentirnos tan bien al estar cerca de algunos amigos? Ayer me encontré con “mi bandita” de AyayayAcambay y de verdad que lo disfrute muchísimo. Los seis tequilas con sangrita y las más de 3 horas de conversación se fueron como granitos de arena.

Sin duda es con ellos con quienes más puedo hablar de antropología, no de grilla o de calificaciones, sino de antropología. Y aunque cuando estamos juntos siempre estamos envueltos en risas, lo antropológico nunca nos abandona.

Ciertamente, ese ambiente es en gran parte obra de Leif, nuestro profe del PIF “Conflicto, normatividad, control y religiosidad popular en las comunidades indígenas del centro del país”. Con él siempre se aprende, del más trivial comentario, de la anécdota más intrascendente, incluso del chiste intelectual, logra uno encontrar orientación antropológica, y además en un clima grato, en un lenguaje accesible.

Ayer mismo comentaba que en muchas comunidades indígenas, la gente prefiere hoy acudir a la medicina alópata que atenderse con su chaman o curandero tradicional. –“Claro, pensé, se dan cuenta de la mayor efectividad”-. Pero no, lo hacen ¡porque es más barato! Esa sola afirmación motivo diversas ideas, reflexiones sobre identidad, funcionalidad, economía, globalización, continum, y etcétera.

A Leif yo lo conocí en Popayán, en el Felaa de Colombia en 2005, y el tipo me cayó bien. Al verlo exponer y sobretodo al verlo convivir con sus alumnos me decidí a tomar clase con él. Fue una gran decisión. Hoy es mi director de Tesis.

Con Carlita he convivido una barbaridad, somos viajeros frecuentes, compañeros de los mismos viajes. Hemos estado juntos en Colombia, Venezuela, Brasil, Chihuahua (¿y los tarahumaras?), y por supuesto Acambay. Es una excelente amiga, me cuida, me procura, me acompaña. Pero además me apoya antropológicamente. Muchas veces me ha ayudado cantidad con sus observaciones. No es todo. Ambos nos prestamos el oído y la palabra. Sabemos el uno del otro.

Oskar, es genial, siempre luchando contra la vida y en contracorriente, ¡pero le va muy bien!


Cuando lo veo siempre me viene a la mente que es un pederasta, y eso que su pareja es mayor que él, pero ¡parece una impúber!, uyyy, pero solo de oírla uno nota que es muy chida (y no tan escuincla).


Hace un mes estaba yo en Guadalajara y recordaba frecuentemente a Oskar, pues él es de allá, y sucedió que tome unos tragos en la Alemana, un bar, del que ambos hemos comentado. Comí en una plaza llamada de las 9 esquinas, donde lo que sobran son birrierías, ese sitio él me lo recomendó. Y finalmente platique con una amiga sobre la barranca, un lugar en Guadalajara al que cuando estaba allá siempre iba, hasta que me acabe las rodillas. Es un paseo obligado para todos los tapatíos y al parecer va a desaparecer, lo van a convertir en vaso de presa o algo así.
Pero lo relevante es que hace muy poco tiempo murió ahí el papá de Oskar, en un lugar al que amaba y en el que quiso que quedaran sus cenizas. Desde que lo supe, esa barranca tiene para mí un significado adicional.
Ayer no pude darle el pésame. Soy malo para esas cosas.

Tatiana es maravillosa. Tiene unos ojos espectaculares, casi tan bonitos como sus pecas. Ella dice que la primera vez que me vio fue en un evento antropológico organizado por “abusos y costumbres”, sobre “El ejercito zapatista de mujeres mazahuas en defensa del agua”, y pensó que yo era un maestro. El primer recuerdo que tengo yo de ella no es visual, sino auditivo. Fue en clase con Leif, y al oír su voz grave y clara –muy hermosa- provocó que volteara a verla. Mi primer pensamiento me lo reservo, no sea que se me vaya a cebar, y bueno, uno nunca sabe.


Tatiana me trae asolado con los zopilotes y el payasito, con decirme chabochi, y con la edición del video sobre la sierra (¿y los tarahumaras?). Quiere navegar con bandera de niña pobre, pero con esa carita de popis, ¿quién se la puede creer?

Con Víctor –que ayer no fue- es otro rollo. La nuestra es una amistad de fuera máscaras, bueno, más o menos. Sucede que el dice conocerme desde antes de que fuéramos compañeros, ya que una vez, junto con una amiga suya que lo tiene chicoteado, ambos dos me vieron pasearme solitario por la playa nudista de Zipolite, ¿o sea? ¡¡!!


Víctor es hidalguense como mis recuerdos prenatales, músico como mi benjamín, tímido como mi adolescencia y se le da la palabra escrita, el pensamiento agudo y el sarcasmo
Es una lata. Con él, el beber no es de ocasiones especiales, y es de un impertinente, le da pena ajena: cuando estoy por tomar fotografías a pinturas en museos, ¡me tapa el flash!

Leif es mi profe y mi gurú. Es danés como los panes que venden en Sambors. Y es el prototipo de antropólogo de tiempo completo. Investiga, da clases, hace trabajo de campo, asesora y dirige tesis, publica libros, escribe artículos, organiza eventos académicos, integra grupos antropológicos con alumnos y colegas, da conferencias, llega de profesor invitado a diversas partes de América Latina, se entusiasma con el descubrimiento de un texto clásico o novedoso, traduce obras de otros autores.

Pero también le gusta el ron, disfruta sus sabáticos, deja latir su corazón, hace nuevos amigos, se deja seducir por el cuy peruano. Leif es 10 años mayor que yo, pero en muchas cosas somos contemporáneos. Como en esto de pasarla tan bien con la gente joven.

lunes, 21 de enero de 2008

LO POLITICAMENTE CORRECTO




¿En el actual conflicto en la ENAH que será lo políticamente correcto?

Indiscutiblemente no me gusta que el INAH haya tomado la decisión de nombrar a una persona diferente a la que gano la votación. Es decir, no estoy de acuerdo en que se realice un proceso de auscultación y que el Instituto decida nombrar en lugar de Gumersindo que gano el primer lugar, a Villalobos que obtuvo el segundo.

Yo no tengo ninguna preferencia personal, pero el hecho me pareció una imposición, pero además me parece que la decisión a favor de Villalobos estaba tomada desde antes de que se realizará la votación. ¿Para que entonces tanto engaño?

Pero si el INAH decidió no respetar el resultado de la auscultación y nombrar a quien le parece mejor, en la escuela estamos haciendo lo mismo a través de la asamblea, en donde la postura que ganó fue la de desconocer todo el proceso en su conjunto, es decir, tampoco respetamos la decisión tomada en las urnas.

Yo creo que aquellos que están por la asamblea como el lugar idóneo para la toma de decisiones en realidad le tiran a la anarquía y dentro de ello, a influir en las decisiones que se tomen dentro del caos.

Igual están condenados a la inanición. En la asamblea de hoy había si acaso 50 personas. Los trabajadores no habían tomado la decisión de quien los representaba –debían de nombrar a 5 elementos- y con ello se ignoraba el acuerdo de la asamblea anterior. Los profesores de tiempo completo tenían 2 representantes y los de hora-semana-mes (profesores por contrato) sumaban tres.

Abulia, apatía, lentitud, pereza fueron las características de la reunión. Ahora el miércoles habrá marcha, plantón frente a las oficinas del INAH. Si son pocos, pues el movimiento entonces ya feneció, y creo que así será pues la mayoría optará por quedarse en sus clases. Si son muchos, entonces la asamblea se fortalecerá y hay el peligro de que impere el extremo, las voces totalmente anti-institucionales y que quieren autogobierno.

Y en todo este ambiente quien pierde realmente es la ENAH.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Nunca volvera a ser lo mismo


Cuando eres antropólogo, nunca más puedes volver a tener unas vacaciones normales. Todo lo miras con nuevos ojos, buscando la diversidad a cada paso, identificando hechos sociales, interesándote por aquello a lo que un turista nunca le daría un espacio. Es decir, ¡nunca más estas de vacaciones!

Ayer jueves fue mi última mañana en Panajachel. Desperté tarde y me fui a andar en bicicleta, lo que me permitió ver durante esa hora algunos rincones a los que no me había asomado.

Tome rumbo a “Antigua”. Es una ciudad maravillosa. Del estilo de San Cristóbal las Casas, pero mucho más bonita. ¡Uchhhh!; esto es el colmo, ahora ya todo me parece mejor que en México, me he vuelto etnoexcéntrico.

Llegue casi al anochecer. Después de instalarme salí a dar una vuelta. El sólo caminar deja una gran satisfacción. Sus calles, sus edificios medio derruidos o rehabilitados son un verdadero poema. En el parque central, parecido a la Alameda, pero de la cuarta parte de tamaño, iluminaron todos los árboles con luces blancas. El efecto me recordó Rockefeler Center en Nueva Cork, con una iluminación similar, pero aquí en Antigua enmarcada por la catedral, el palacio del ayuntamiento, los portales, todo en arquitectura colonial y de color blanco.

Cuando estaba saboreando un delicioso postre, sentí una mirada y reconocí a Nadia, la prima de mi amiga Lorenah. Fuimos compañeros de viaje por Ecuador y Colombia, y esas coincidencias cotidianas de encontrarme conocidos en donde menos lo espero hace que nos saludemos aquí en Guatemala.

Camine por las calles, mayoritariamente solitarias, y llegue al templo de la Merced, un edificio chato y hermoso. Eran más de las nueve de la noche y estaba abierto. Me acerque y oí música. Entre y me di cuenta que había una ceremonia extrañísima. En el altar estaban unas 80 personas, casi todas de pie con los brazos extendidos hacia el frente y las palmas abiertas. El sacerdote llevaba “el santísimo” y lo iba poniendo cerca de cada una de las personas, acompañándolas de algunos rezos o frases. Otros individuos, hombres y mujeres tomaban a alguna gente de la espalda, o de la nuca, y con la otra mano tocaban su frente, decían algunas cosas, la música era rítmica y repetitiva, la letra era un pedimento a Dios de que estuviera con ellos. De pronto la gente comenzó a desmayarse, a desvanecerse por completo, todas las articulaciones se les aflojaban y los que estaban cerca tenían que ayudarles para que no se lastimaran al caer.

Los desmayados eran aquellos a los que les estaban aplicando las manos en frente y nuca. Permanecían en ese estado como 5 minutos, quizás más, y a algunos de ellos los volvían a poner fuera de circulación.

Le pregunté a un señor que estaba fuera del círculo. Me explico que se trata de “sanación”, que todos los jueves se reúnen para ello. Que los que ungen sus manos son “intercesores”, gente que se prepara para ayudar a través del ayuno y de la oración. Que es una verdadera sanación, que Dios entra en ellos, y que no es que se desmayen, sino que “se van”, abandonan el cuerpo, y cuando regresan sienten un gran alivio.

A él ya lo han “sanado” en tres ocasiones. Una de ellas de depresión. Dijo que durante años se sentía morir, hasta que lo sanaron. Dice que antes se juntaba más gente, que el anterior padre congregaba a cientos todos los jueves, pero hace poco lo cambiaron de iglesia.

Le pregunté si eran católicos, y afirmo que sí. Le dije que en México yo no veía eso en iglesias católicas, que se me hacia extraño. Dice que seguramente si hay, que debo fijarme en las iglesias. ¿Alguien sabe algo de esto?

Bueno, así fue el jueves de Antigua. En lugar de irme a oír música y tomarme unos tragos. Esto ya no es vida ; )

miércoles, 19 de diciembre de 2007

SUERTE DE ANTROPÓLOGO




Suerte de antropólogo

Enviado por: "Yvar Langle Monzalvo" http://mx.f310.mail.yahoo.com/ym/Compose?To=yvarpuma@yahoo.com.mx&Subj=%20RE%3Asuerte%20de%20antrop%F3logoyvarpuma
Mar, 18 de Dic, 2007 9:36 pm (CST)

Anoche decido que el día de hoy lo dedicaría a un paseo en lancha por el lago Atitlan. Dura 7 horas y debo de estar a las 8.30 de la mañana. Conclusión: No me levante.Como a las once de la mañana abandono el hotel y entonces opto por ir a Chichicastenango, ya que me dicen que esta de fiesta. Tomo un autobús de esos que en México les decimos "chimecos", y los gringos despectivamente llaman aquí "chicken bus" y me voy hasta un lugar que se llama "los encuentros" (de los caminos, algo así como cruceros).Paso por Solola, en donde una mujer treintona y mal encarada me dice: "hazte para allá". Sin contestarle me pongo de pie y la dejo que se "pase para allá". Pero luego luego me hace la plática, que de donde soy, que a donde voy, que cuanto tiempo voy a estar: Ella dice llamarse Diana, es indiscutiblemente indígena, pero la muy aventada me da su teléfono celular y me dice que la busque antes de irme pues me quiere regalar unas servilletas bordadas. Yo también le doy mi número y le digo que la llamada le va a salir como en 50 quetzales.

En "los encuentros" desciendo para transbordar hacia Chichicastenango. El viaje total es como de México - Cuernavaca y me he gastado $17 en el par de chimecos.El lugar es una sorpresa continua. Pero voy a resumir. Hay voladores como los de Papantla, pero estos bajan de dos en dos y la mayoría de las veces sentaditos en su cuerda, como columpio. Van disfrazados, de tigres, de jaguares y de soldados decimonónicos.Un señor me pregunta si tome buenas fotos y le digo que no, que mi cámara en realidad es un celular, que las fotos son de muy baja calidad, pero que aparte después de tomar una, debo esperar casi dos minutos para tomar la siguiente.

Platicamos y se convierte en mi "informante”; me lleva a la cofradía de Santo Tomas, en donde guardan durante todo un año la figura que ahora se festeja. Todo es en maya, él es bilingüe y ciertamente mi traductor.Después vamos a un museo de la mascara en donde hay un altar a Mashimon, un santo tipo Valverde, del perfil de la Santa Muerte, al que acuden los que destilan alcohol clandestino, los rateros y algunos otros delincuentes. Marta Saade me había platicado de él cuando platicábamos de mi tema de tesis, por lo que encontrármelo de improviso es todo un acontecimiento.Vamos posteriormente a un altar maya, un sitio de adoración de los mayas quiches y que en la actualidad se sigue utilizando. Cuando llegamos, montaña arriba, hay gente que esta en ceremonia. Son siete personas, 4 hombres y tres mujeres. Él más joven es el sacerdote maya, esta rezando en su idioma, pero más bien como si platicara con la deidad. En el piso hay un círculo formado por postas redondas, que me parecen de chocolate, pero me explican que son de varias hierbas, encima de ellas hay muchas pequeñas y delgadas velas, todas acostadas y siempre en posición circular, con las llamas apuntando hacia el centro.El altar de piedra tiene algunas cruces también de piedra, en lo que evidencia el sincretismo. Mi informante dice que regularmente se sacrifican algunas aves, para ofrendar sangre a los dioses, que probablemente en la antigüedad se sacrificaran hombres. Por cierto, me comenta también que los palos del volador cuando los cortan y los llevan al sitio donde estarán puestos los van azotando, con látigos, como castigo preventivo, para que no vayan a cometer alguna mala acción con los voladores.

Ufff, es un día muy antropológico. De regreso tengo que tomar tres autobuses por una carretera totalmente sinuosa y con vistas de maravilla. Chichicastenango- Los caminos- Solola- Panajachel. Ya soy un experto movilizándome en el Quiche.

Hay algo que me llama mucho la atención. Muchas veces he visto en el DF, mujeres indígenas, quizá las que trabajan como domesticas, ataviadas con mezclilla, tacones, todas pintadas, tratando de imitar a la patrona, pero se nota de inmediato su adscripción indígena.Aquí, y me doy cuenta sobre todo en los camiones, pasa lo contrario. Las mujeres están ataviadas con su ropa tradicional, de diferentes tipos pues son de diversas comunidades, pero la mayoría parece que están disfrazándose de indígenas, como si fueran mestizas usando una ropa que no es la suya.

Es increíble, pero sin duda se percibe menor pobreza entre la gente indígena guatemalteca, que entre los mexicanos. Además mejor preparación, trato mucho menos esquivo, yo diría que hasta cordial. Me parece que sus usos están aculturizados pero no por ello pierden su legitimidad e identidad étnica. Conservan y utilizan su lengua, visten de acuerdo a sus costumbres y tradiciones, mantienen el culto a sus deidades mayas, se organizan en cofradías, como las mayordomías en México, hay un gran intercambio mercantil de los productos de la zona.

Algo hay que me gusta más que la circunstancia en nuestro país. La diferencia esta muy marcada en los extremos, en los pies y en la cabeza. Las mujeres calzan con huaraches, pero no tradicionales, más bien como sandalias de marca, hasta los de tipo chancla de baño, se ven de buena calidad, con los pies cuidados con esmero. Otras tienen calzado comercial, zapatos como los de cualquier citadina ¡hasta de tacón!, pero atención, no se les ven forzados, se ven como su calzado cotidiano.

Su cabello, peinado a la usanza tradicional luce sin embargo diferente. Me parece que el champú y el enjuague son cotidianos en la mayoría de esas cabelleras.

Ufff, me cuesta trabajo expresarme, siento que por momentos no tengo mirada antropológica, y en otras ocasiones me parece que por el contrario, que es esa mirada la que me permite identificar esas diferencias. Lo que es un hecho es que percibo una mejor calidad de vida entre los guatemaltecos que con los indígenas mexicanos.

Hace ya casi 50 años que Fernando Benítez escribió en “Los indios de México” que la pobreza que encontraba en las comunidades que visitaba (y hablaba también de suciedad –física y de los lugares-, de alcoholismo, de desnutrición), solo podía concebirse en lugares como Guatemala y Perú. Yo este año he visitado ambos países y definitivamente, es muy difícil encontrar en ellos la miseria que se vive en el México Indígena.

lunes, 17 de diciembre de 2007

PANAJACHEL . . .




. . . O el paraiso perdido. Hijole, creo que de aquí soy. Cada vez son más los lugares en el mundo en los que de plano me quiero quedar a vivir.



Imaginen una pequeña ciudad que se puede recorrer a pie. Un sitio donde hay indígenas, mestizos y algo así como criollos, pero en los que por lo menos en apariencia no hay diferencias sociales por esa cuestión.



Imaginen un sitio turistico, lleno de extranjeros pero que de cualquier forma no pierde su personalidad, que sigue teniendo su propia vida interna.



Cierren los ojos y piensen en un lugar que inicia en lo alto y va descendiendo pocoa a poco hasta llegar a un inmenso y hermoso lago llamado Atitlan, rodeado de montañs y volcanes.



Hagan un esfuerzo y piensen en mujeres indígenas, pequeñas y esbeltas, con su enredo alrededor de sus piernas y caderas, ¡bien entralladito!, delatando sus formas, calzando huaraches y montando en bicicleta y hasta motocicleta por la ciudad.



Camino y me encuentro en la calle sonidos provenientes de los restaurantes. Prevalece el de marimba, pero también hay rock y por supuesto reague.



Como a la orilla del lago, en un restaurant que me ofrece por 25 quetzales arroz, guacamole, ensalada y una mojarra asada. Completo con una sopa de frijol ¡deliciosa!, y en total pago 44 quetzales (60 pesos)



Deambulo por las calles y me encuentro una procesión. Eso creo al principio, pero en realidad es que varios vecinos realizan una posada y están paseando a los peregrinos. Entonan sus cánticos, iluminan la calle con la luz de candelas envueltas en farolitos coloniales y ¡llegan a mi hotel!, Ahí es la posada. Los cantos de dar y pedir son muy diferentes que en México. Al final hay muhca oración, reparten tamales y ponche, parten una piñata.



Mi hotel por cierto, esta al pie de una montaña y mi cuarto tiene una terraza desde la que la puedo observar. Limpio, cómodo, familiar, con tv por cable, baño privado con agua caliente, mobiliario adecuado, mucha luz, bello paisaje y con un costo de $150 pesos diarios, $14 dolares.
La noche es fresca, sin ser fría, un sweter es suficiente para enfrentarlo y caminar hacia el muelle, para en la oscuridad del lago contemplar las estrellas.



Y en medio de todo, este sufrimiento, esta culpa por estar gastandome la herencia de mis hijos.

Yvar

jueves, 13 de diciembre de 2007

LA FAMILIA



Finalmente, con aquello que uno verdaderamente cuenta, es con la familia. Trabajos vienen, trabajos van, amigos que perduran, otros que desaparecen, pero lo que se mantiene casi indisoluble es la familia.

La mía ha tenido como eje mi mamá. Y con el mérito de que a ninguno le dio mamitis, ni es enfaldado.

Mi primera familia nuclear es como ahora son muchas. Familias en las que la mujer es el sosten de la misma. Pero cuando era niño eso no era tan común. Yo era en la escuela de los pocos niños sin padre, pues siempre estaba ausente, en Estados Unidos de mojado. Solo lo veíamos en navidad. En enero se acababa el dinero y él ya no se hallaba, y volvía a irse.


Así, año tras año. Hasta que un día se fue para siempre. Yo tenía 10 años, pero mis hermanos estaban chiquitititos. Bien que se fue. Era un tipo lleno de agresión, la nuestra hubiera sido una familia de violencia intrafamiliar.

Pero sobrevivimos. Mi mamá siempre llevo el peso del hogar. Era la jefa en una casa en que vivíamos mis abuelos Queta y Ángel, mis hermanos Karla, Ulises y Fabricio, y en muchas ocasiones mis primas hermanas Erika y Alejandra. También en un tiempo Licha y Blanca, unas primas segundas mayores que yo.

Pero sobrevivimos. Hoy no estamos tan unidos, pero lo intentamos, ya sabrán. Nos reunimos en diciembre o en algunos cumpleaños, o en fechas clave. Yo detesto los 10 de mayo, pero para mi mamá se han vuelto importantes.

Esa familia disfuncional ha producido varias familias "funcionales", al menos 5, en las que el divorcio no se ha presentado, y siguen juntas muchos años.

La mía ya tiene 28, casí 29 años. La de mi hermana Karla 25. Mi prima Alejandra como 23. Mi hermano Fabricio algo así como 18, igual que la de mi prima Erika.

Bueno, yo si he generado disfuncionalidad familiar, pues fui padre soltero, ja ja ja. Mi hijo Uriel ya tiene 31 años y mis nietos Uriel y Artaban, casi 13 y 10.

Pero hace unos días me enteré que mis otros primos hermanos: Baby, Rosy y Carlos Indra, ya también son hombres y mujeres hechos y derechos, casados y con hijos, y con familias bien integradas, a pesar de que a ellos también les toco no tener padre, pues mi tío Yones siempre fue un calavera, machito de los clásicos, regando hijos por el mundo.

Si dibujará mi genealogía, considerando desde mis abuelos paternos, la historia gráfica estaría impresionante. Creo que voy a intentarlo